20 enero, 2006

Coloquemos las cosas en su lugar

Cabreado de escuchar, todos los días, los reclamos alusivos a la explotación de indígenas y originarios y a las reiteradas amenazas de que ahora sí los "karas las van a pagar por los 500 años de explotación", es que he decidido escribir unas líneas para hacer conocer mi postura. Seguramente el documento adolece de varios fallos. Ruego me disculpen por ello. Un abrazo,

Antonio

Coloquemos las cosas en su lugar

En los últimos meses he escuchado infinidad de reclamos alusivos al sometimiento, por más de 500 años, que han sufrido los originarios y clases indígenas delpaís por parte de los "karas, blancos y blancoides" que habitamos en Bolivia. La verdad es que yo no me doy por aludido puesto que no me considero una persona que haya sometido, bajo ninguna circunstancia, a ningún originario ni indígena ni a nadie que habita en este país ni en ningún otro. Muy por el contrario, puedo asegurar que vengo trabajando tesoneramente, por más de 30 años, poniéndole el hombro a Bolivia, generando fuentes de trabajo, condiciones adecuadas y generando riqueza al Estado boliviano, a través del pago de impuestos y otros aportes que la Ley nos obliga a "todos los bolivianos". He nacido, me he criado, he estudiado y trabajo en Bolivia, como un boliviano más, a pesar de los esfuerzos que hacen algunos para espantarme; con derechos y obligaciones, tal cual manda la Constitución Política del Estado. Como empresario, he creído en el país y he invertido creando una industria, de la cual estoy orgulloso, porque no sólo atiende el mercado nacional con productos de la más alta calidad, por más de 44 años, sino que he logrado exportar, valor agregado en prendas, a las mejores marcas del mundo y a países como Brasil, Argentina, Chile, Estados Unidos, Perú y muchos otros. Ni en mi empresa ni en mi casa yo tengo "pongos ni explotados". Yo tengo empleados contratados libremente y que ganan un salario que guarda relación con las tareas que cada uno de ellos desempeña. Pago los salarios por encima de lo que la Ley ordena, porque no pago el salario básico nacional, sino, por encima de lo estipulado. Aparte de ello, cancelamos todos los aportes laborales, el seguro social, impuestos y todo aquello que mis obligaciones así lo determinan. Estoy seguro que, como yo, hay muchos empresarios que hacen exactamente lo mismo.
Aunque parezca reiterativo, considero muy importante recalcar que cumplo con todos mis deberes y obligaciones. Es importante mencionar esto para aquellos que, sistemáticamente, vienen diciendo que somos explotadores de este país. Ahora bien, vamos a ver qué pasa con mis derechos que, también como Boliviano, tengo y están manifestados en la Constitución Política del Estado. En este caso voy a ir por partes, ya que me veo en la obligación de puntualizar varios aspectos.
En el rubro que estamos, las fiestas de Navidad son la fecha más importante que tenemos para poder tener ventas de consideración en el mercado interno; esperamos todo el año para dichas ventas. Es aquí donde se comienzan a violar mis derechos. Resulta que las autoridades pertinentes, seguramente porque tienen que congraciarse con los "explotados", les autorizan, por la módica suma de B$ 50, a instalar puestos callejeros de venta en todas las calles comerciales de la ciudad de La Paz, sin importarles que en ellas, hay comerciantes legalmente establecidos, que durante todo el año esperan estas fechas para resarcirse de los 11 meses malos que hemos tenido, permitiéndoles vender todo tipo de mercaderías, ingresadas de contrabando, sin emitir facturas, utilizando las calles como un gran centro comercial, haciendo de las mismas un muladar, etc. etc. etc. ¿Qué tal eso? No conformes con ello, la proliferación de estos señores se ha extendido a toda la ciudad de La Paz y El Alto. Si pudiéramos tomar una foto panorámica, es probable que estemos en condiciones de ingresar al libro Guiness, por lo insólito del caso.
No contentos con esto, la proliferación de la piratería, ropa usada y otros que han aparecido en los últimos años ha dado la estocada final a muchas empresas que han tenido que cerrar sus puertas, entregando sus activos en daciones de pago para cubrir sus obligaciones bancarias y otras. Seguro que cada uno de ustedes tendrá un ejemplo real que agregar a esta nota; siéntanse en la libertad de hacerlo ya que esta nota no es excluyente. Como este hecho, hay muchos ejemplos que son de total conocimiento público, pero que en las campañas políticas nadie se atreve a tocar porque se ha institucionalizado todo ello.
Por otro lado, en los últimos años la ciudad de La Paz ha sufrido un cerco criminal, dejando a sus habitantes, en muchas oportunidades, sin poder salir a las calles a ejercer sus derechos, a comprar alimentos, asistir a sus fuentes de trabajo, a ser atendidos en los hospitales y a transitar libremente. Ni en las guerras más cruentas se ha sometido de esa manera a las personas. Y nuestras autoridades: bien gracias, balconeándose en el Palacio de Gobierno. Ahora me "pongo" del otro lado y veamos quiénes son los verdaderos explotadores y abusivos en este país. Partiremos con la aclaración necesaria de que los españoles que han llegado a Bolivia hace 500 años atrás eran la escoria de ése país ya que salían de las cárceles, con una amnistía general, con la condición de que se suban a los botecitos mandados a construir por Colón y los Reyes Católicos para venir al Nuevo Mundo a ver como conseguían recursos para fortalecer a la Corona. Así fue que llegaron a este hermoso país gente que, en ese entonces, abusó, llevándose todo lo que pillaba en su camino. Para ese entonces, yo no tenía parientes en ninguna de las embarcaciones. Sugiero a los que tan aireadamente reclaman que, con el apoyo de algunas ONG's puedan costearse algunos pasajes para ir a España y hacer los reclamos correspondientes ante el Palacio de La Moncloa, actual sede de la Corona Real de ese país. En primera instancia, son ellos los responsables de las actuales quejas de los originarios e indígenas. Pero no nos dejemos engañar más. Resulta que nuestros originarios e indígenas han aprendido muy bien la lección que los primeros españoles han dejado y, voy a demostrar, con algunos ejemplos puntuales que yo conozco, quienes son los verdaderos explotadores de su clase.
Visitemos los mercados paceños y alteños, vamos a encontrar grandes empresarios disfrazados de "pobres "gremialistas (lobos con piel de cordero) que manejan todos los mercados con capitales que exceden, de sobre manera, lo estipulado en el famoso "Régimen simplificado". Basta ver el mercado de Achumani donde se manejan grandes sumas de dinero y los llamados a cumplir la Ley no se atreven ni a pisar, salvo para comprar lo que ellos mismos consumen en sus casas y decirles: "caserito cómo estas, cómo te está yendo". "Bien no más casero, aquí en nuestro trabajito". Y se los ve, a todos ellos, bien alimentados, cebaditos, rebosantes de salud y ni que decir de dinero. Frente a sus tiendas grandes movilidades, último modelo, de su propiedad. Lo curioso de esto es que son ellos los que tienen "pongos o explotados"; parientes que están sentados en las calles cuidando autos, vendiendo limones o cualquier otra cosa que los "karas podamos comprar". A los cuales, estoy seguro, no se les paga ni siquiera el salario básico nacional. Es más, dudo que se les pague algo. Basta con un plato de comida dos veces al día y una propina que pagamos nosotros por la ayuda brindada al llevar las compras o el pago del cuidado de nuestras movilidades, que, encima, si no les pagas, aparece con una raya de un extremo a extremo o algo roto. A esto le llamo yo el impuesto al parqueo. El famoso: "Se lo cuidaré". Otro tanto sucede en el comercio informal "legalmente" establecido, según ellos, en la zona norte de la ciudad, ocupando todas las calles, comosi nos sobraran. Estoy hablando de la Buenos Aires, Tumusla, Eloy Salmón y sus alrededores y, por supuesto, La ceja del Alto, la 16 de Julio y otras. Se dice que el metro cuadrado de terreno en esa zona vale más de U$ 1.000.- Lugares donde también hay "pongos" originarios muy mal tratados por su misma gente ya que no les pagan ni salarios, ni aportes a las AFP's, ni seguro, ni nada de nada. Ni siquiera cumplen con la Ley General del Trabajo ya que no tienen ni contratos ni mucho menos beneficios sociales cuando los despiden. En realidad, ni siquiera los despiden ya que son sus propios parientes, los mismos que funcionan a los carajazos o palo. Ellos sí que aplican la libre contratación a raja tabla contra la cual tanto vociferan sus representantes. Ese comercio mueve cientos de millones de dólares sin aportar ni un solo peso al Estado ni a sus trabajadores.
Para no hacer más larga mi nota y aburrirlos con el tema, voy a tocar un último rubro: el transporte urbano y el interdepartamental de buses y camiones; pobres ciudadanos sentados en movilidades que, con gran esfuerzo, han comprado flotas enteras y muy costosas, con sus pequeños ahorritos (solo el tributo omitido por más de 30 años les ha permitido generar una verdadera fortuna) y, que ahora se dan el lujo de amenazar para no pagar impuestos.¡¡¡Si nunca han pagado!!!. Más bien, sería hora de que lo hicieran. Otros señores que tienen "pongos" vociferando colgados de las puertas para anunciar su recorrido, en el caso urbano y, en el caso interdepartamental, acomodando a los sufridos pasajeros que tienen que utilizar este servicio para movilizarse, que más parecen carga que pasajeros, sobre todo en los camiones que hacen la ruta a los Yungas, donde el mal trato a los usuarios es espeluznante; ni en la época de la colonia ha debido ser así. "Pongos" que seguramente no reciben ni sueldo ni beneficios sociales y que viajan en las peores condiciones. En fin, son muchos los ejemplos reales que me permiten afirmar que yo no soy un explotador de nadie en este país. Más bien, son los otros; su misma gente, que bajo el disfraz de pobres ejercen a la perfección ese trabajo. Y para colmo de males, son ciudadanos que se dan el lujo de amedrentarnos con su verborrea y que solo reclaman por sus derechos haciendo mierda los nuestros y caso omiso de sus obligaciones.
Juzguen ustedes: ¿Quién explota a los bolivianos?. A mi que me dejen de amenazar, yo no tengo nada que ver en el problema.

Antonio Handal
Empresario por error y soñador por convicción
La Paz, 21 de diciembre de 2005

1 comentario:

Anónimo dijo...

Woa! Qué impresionante y qué bien puesto.