12 de octubre

Feliz Día de la Hispanidad!
Algunos dirán que este día es controversial, y sí, en parte tiene algunos matices que dan para largas discusiones, pero por otro lado es un día conmemorativo como tantos otros que recuerdan sucesos históricos importantes. Que alegran a unos y entristecen a otros, es cierto, pero que su función principal es la de recordarnos fechas importantes. En este caso, el descubrimiento de América. Si lo que pasó después fue bueno o malo, es debatible, pero no quita que es un momento que cambió el rumbo de la historia y el de muchas vidas. Ese comentario que hacemos todos en algún momento sobre si hubieramos sabido antes lo que sabemos ahora, supongo que también se aplica a Colón. Si huberia sabido que en realidad descubría un mundo nuevo, a lo mejor se lo quedaba calladito y si hubiera sabido que moriría pobre y abandonado a lo mejor tomaba decisiones distintas. Como fuere, pasó lo que pasó y América se vió forzada a cambiar para siempre. No todo fue bueno y no todo fue malo. Mucha gente aquí en Bolivia utiliza el discurso gastado de los 500 años de opresión y de recuperar lo que España nos debe, sin ponerse a pensar en todo lo que España ha ido pagando en ayudas al desarrollo. También es cierto que ese discurso sirve para provocar y protestar mientras se está aquí, pero una vez que se presenta la oportunidad de irse a España a buscar un horizonte más prometedor, nadie se opone a irse a vivir en casa del opresor...
En fin, controversias hay miles y el que quiere verle 3 patas al gato, pues las ve. Yo prefiero ser tolerante, manteniendo mis creencias y opiniones y respetando las de los demás. El que quiera ser socialista, totalitarista, racista, oficialista o de oposición, que lo sea. Todos tenemos derecho a tener una opinión y que se respete, pero eso sí, también es nuestra obligación el no ser ignorantes. Leer libros está bien, es conocer la opinión de otras personas. Discutir y debatir también está bien, porque es otra forma de conocer la opinón de otras personas, pero lo difícil es ver la opinión de uno, desde otro punto de vista. El ejercicio para lo que queda del año es ponerse en los zapatos del otro, algo que nuestro egoísmo innato no nos permite así nomás.